domingo, 5 de octubre de 2014

Noveno capítulo: My Birthday! {Part 2}

En un abrir y cerrar de ojos todo el instituto se encontraba en mi casa. Yo me recorría las habitaciones de un lado a otro con el fin de encontrar a Jake. Los típicos populares se encontraban en el centro de la pista con chicas que ni siquiera conocían pero con el fin de conseguir una noche fuera de lo normal. Entre ellos pude ver con claridad a Kyle, así que me acerqué a él para preguntar por su mejor amigo.
-Guau, Amy, estás... preciosa -dijo dejando escapar un silbido de admiración.
-Gracias Kyle. ¿Sabes por casualidad dónde está Jake? -le pregunté alterada.
-¿Y esas prisas? -me dijo acortando las distancias-Si ya sabes dónde estoy yo, ¿para qué vas en su busca? -puse cara de asco y me giré bruscamente, pero me cogió del brazo. Me di media vuelta y cuando menos me lo esperaba, sus labios empezaron a rozar los míos. Le di un empujón y salí corriendo. Vi a Jake desde el otro lado y noté la furia en sus ojos, había presenciado aquella escena. Empezó a dar empujones a la gente con el fin de conseguir llegar a dónde se encontraba Kyle.
-Tío, ¿qué haces besando a mi novia? -preguntó enfadado.
-Intento satisfacerla, ya que tú no lo haces -le dijo echándoselo en cara. Jake que se molestó por el comentario de éste le pegó tal puñetazo en la nariz, que empezó a sangrar de forma desorbitada.
-¿Qué haces idiota? -preguntó llevándose la mano a la nariz
-Hacer lo que debería haber hecho hace bastante tiempo -le contestó satisfecho.
-Jake....-susurré.
Me cogió de la mano y me sacó de la pista de baile, guiándome hasta el jardín. Nos sentamos en el césped, al lado de la piscina, en la cual nadie había tenido las agallas de bañarse en ese día de noviembre.
-Sé que hoy he estado un poco despistado y alejado, creo que lo has podido notar a lo largo del día, pero tengo una explicación.
-Ssh, no importa Jake -le interrumpí.
-No, déjame terminar. Mi abuela ha fallecido, y mis padres han decidido que debo ir a la universidad 'Stanfort'.
-¿Qué? -le dije perpleja.
-Hoy es un gran día para ti y lo he estropeado, lo siento -no sabía que decir respecto a lo que le ocurría, así que inconscientemente le besé.
No pensaba que las cosas se pudieran solucionar con un simple beso, ni siquiera creía que podría recuperarse de tal forma, pero no sabía que otra cosa podía hacer por Jake, quería que fuera feliz.
-Creo que esto es lo mejor que me ha pasado en el día.-me dijo sonriéndome en mitad del beso.
-¿Quieres que termine con la fiesta y te quedas a dormir en casa? Podríamos ver una película o cualquier otra cosa.
-Solo quiero lo que tú quieras.
Tal y como Sammy prometió, en cuánto terminó la fiesta, no mucho más tarde de lo previsto, recogimos todo (Jake también colaboró). Habían roto varias cosas, pero había maneras de solucionarlo. Mis padres sabían lo de la fiesta así que ya habían pensado en las consecuencias que tendría que su hija fuera feliz por una noche. Después de darme una larga ducha, y de ponerme una de las sudaderas que guardaba de Jake, bajé en su busca. Él estaba viendo un partido de fútbol tranquilamente, así que me acurruqué a su lado y apoyé mi cabeza en su hombro. Apartó la mirada de la televisión y me besó en la frente. Me estremecí al sentir sus labios en mi sien, tan suaves y cálidos. Siempre me habían gustado esa clase de besos, pero los de Jake me enamoraban. Me quedé dormida entre sus brazos, y cuando desperté en busca de agua, yo ya estaba en mi habitación. Bajé tambaleando por las escaleras, que en aquel instante parecían interminables y lo encontré en el sofá tirado durmiendo. No pretendía despertarle así que fui con sigilo hasta la cocina abierta que daba al salón. Abrí la nevera lo más mínimo que pude, evitando que iluminara mucho el salón donde se encontraba Jake. Cogí un vaso y vertí el agua fresca en él sirviéndome así. Cuando menos me lo esperaba, noté que alguien me besa la nunca, así que me giré bruscamente en busca de su pelo despeinado y sus labios suaves. Nos besamos apasionadamente, haciendo así que ambos quedemos sin respiración, hasta que me agarró de la cintura y me subió a la encimera. No sé si Jake lo deseaba tanto como yo, pero yo necesitaba sentir su piel cálida rozando la mía. De repente escuché cómo alguien introducía la llave de la entrada en la cerradura, así que me separé lo más rápido posible de Jake y me bajé de la mesa. Me llevé el vaso a los labios intentando fingir que estaba bebiendo agua. Aparecieron mis padres tras la puerta, perplejos al verme despierta.
-¿No sé supone que la fiesta ya ha terminado hace bastante? -preguntó mi madre un poco preocupada.
-Sí, estaba durmiendo pero he bajado a por un vaso de agua -le dije haciendo un gesto con el vaso sobre la mano.
-¿Vosotros no ibais a dormir fuera?
-Hemos venido para ver si todo iba bien y a recoger unas cosillas -me dijo sonriendo con sarcasmo.
-Vale, yo me voy a la cama otra vez. Estoy que me caigo -les comenté.
Me incliné y le susurré a Jake: “Si no te sientes muy cómodo en el sofá puedes venir a dormir conmigo en cuánto mis padre se vayan” y tras eso le di un beso rápido en los labios y me marché a mi habitación con una sonrisa pícara. Me acosté en la cama y me dormí al poco, pero la voz de mi padre me despertó. Estaba hablando con Jake. Salí de la cama, dejando atrás mi habitación y me asomé al pasillo junto a las escaleras para poder escuchar mejor la conversación.
-Sí, señor Hamilton. No se preocupe por ella, está en buenas manos -le dijo Jake con respeto.
-Todo padre quiere lo mejor para su hija, y no voy a permitir que nadie le toque un pelo, ¿lo entiendes?
-David, es suficiente -le dijo mi madre.
-Caroline, deja que haga mi trabajo.
-Jake, lo que queremos decirte es que si quieres pertenecer a nuestra familia tienes que ganarte nuestro respeto, y es que no puedo negar que eres un chico encantador -dijo mi madre en un tono suave y dulce mientras Jake asentía.
-Lo siento si le he causado algunas molestias.
-No, ninguna -noté como mi padre fulminaba con la mirada a mi madre.
-De hecho sí que nos ha causado molestias.
-¡David! -exclamó mi madre -Basta -dijo irritada.
-Lo mejor será que me marche. – Y de repente aparecí yo en escena.
-¿Qué ocurre? –pregunté de forma ingenua.
-No creo que sea buena idea pasar aquí la noche -me dijo Jake.
-Yo creo que sí lo es –contesté- ¿qué incovenientes hay? -pregunté arqueando las cejas.
Hubo un profundo silencio, así que cogí a Jake de la mano y tiré de él para que me siguiese hacia arriba. Mi padre se quedó atónito, indeciso, sin saber qué hacer. Hasta que al cabo de un rato escuché como la puerta de entrada se cerraba con un gran estruendo.Me senté en la cama, hincando los codos en mis piernas, y apoyando mi cabeza entre mis manos.
-Lamento el comportamiento de mi padre no quiere que ningún chico me "rompa el corazón".-le dije avergonzada. Jake se sentó junto a mí, y me acarició la mejilla, así que le miré.
-No podría imaginarme una vida sin ti.-me susurró al oído. Giré la cara y le besé, y en milésimas de segundo me encontraba tumbada en la cama, Jake sujetándome las manos, y yo sin poder moverme.
-He ganado -dijo con aire de superioridad- otra vez.
-Vale, vale. Ahora suéltame -le rogué.
-Ya son las 12 de la noche y aún no te he dado tu regalo.
-¿Regalo? -le pregunté entusiasmada.
-Claro... Jacob comprando tan solo una rosa no es Jacob -proseguí- ¿Y qué es? -me emocionaba pensar que había preparado algo para mí.


Y en vez de contestar con palabras, sacó una caja de su bolsillo. No era demasiado grande, pero lo suficientemente pequeña como para pensar que podría ser una joya, y viniendo de Jake todo era posible, incluso los regalos más caros. Lo abrí preocupada porque temía que se hubiera gastado demasiado dinero en mí, no quería que se entregara tanto,... pero entonces me encontré con unas llaves de coche. Me quedé perpleja, con la boca abierta, y por eso las cogí para hacerme creer que eran reales.

-Es una broma -afirmé mientras las tintineaba. Y él sonría por verme tan sorprendida- Dime que son las llaves de tu coche y que simplemente me vas a dejar dar un paseo, por favor.
-Lamento decepcionarte, pero... son las llaves de tú coche -y señaló oralmente tú para que reaccionara.
-No no puedo aceptarlo -cogí la caja y volví a meter las llaves dentro-. Teniendo en cuenta como eres seguro que has elegido el coche más moderno del concesionario.
-O quizás no, pero nunca lo sabrás si no sales a verlo -sugerió con su sonrisa pillina.
-Bueno, vamos a verlo, pero no te prometo que me lo quede -admití, y él tiró de mí, ansioso por ver su gran sorpresa. Y eso de gran era literalmente en ambos sentidos, porque me quedé sin aliento al ver ese Audi TT rojo. Y me fui inevitable echarle una mirada fulminante a Jacob.
-¡¿Estás loco?! -no sabía si estaba enfadada o emocionada, pero de todas maneras, eso no cambiaba el título de Jake. Y entonces se me saltaron las lágrimas y no me gustaba llorar delante de los demás, me hacía débil- ¿Sabes lo caro que es esto? -pregunté con pucheros.
-Sí, pero también sé que es cuánto deseabas -explicó. Y yo negué con la cabeza.
-Cuánto deseaba era estar contigo, eso y nada más -y le abracé. Notaba como sus pulsaciones aumentaban cuánto más me acercaba, pero me lo guardé para mí misma y dejé que sus cálidos brazos me arrastraran hacia un mundo dónde solo existíamos él y yo.
-Júrame que lo vas a aceptar -me hizo prometer.
-No puedo, Jacob... ¿No ves que es demasiado?
-Siempre diré que nada de lo que te regale será suficiente, porque eres demasiado para el mundo, eres la envidia de cualquier diamante, y mucho será poco -que me dijera aquellas cosas, no ayudaban a decidirme-. Por favor, hazlo por mí.
-Puff, no me hagas prometerlo, se me hace muy difícil negarme -me sinceré.
-Pues acéptalo -dijo sonriente-. Si te quedas más tranquila, digamos que... es un préstamo que nunca me tendrás que devolver.
-Bueno... vale -puse los típicos morritos de indignación-. Pero te lo pagaré cuando sea la arqueóloga más conocida del mundo.
-Me parece un buen trato -rió y me besó.

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