Acababa de apagar la luz de la lámpara de noche cuando la pantalla del portátil se encendió "mierda" murmuré, aunque era obvio que nadie me oiría ya que hacia bastantes horas que mis padres se habían ido a dormir, pero tenía que terminar de pasar a limpio los apuntes de Literatura, los cuáles no había cogido pues me había pasado la hora pensando en Jake.
Me levanté con pesadez de la cama y vi que el culpable de la luz había sido Facebook, bueno más bien: Jake. Era gracioso. Me había pasado las últimas horas tratando de convencerme de que no me gustaba, pero en el instante en el que leí su mensaje me rendí.
No me había agregado, simplemente me había mandado un mensaje como si fuésemos dos desconocidos.
-¿Es lo bastante tarde para no poder hablar?
Observo los números verdes del despertador con los ojos entornados y confirmo que lo es, así que respondo:
-Sí, lo es.
-¿Estabas dormida?
-Casi.
-Lo siento, vuelve a dormir. Buenas noches.
-Eres un capullo, Jacob.
-No me podía dormir sin darte las buenas noches.
Me quedé con una cara de gilipollas delante del ordenador, supose que
habría utilizado la misma técnica de seducción con anterioridad.
-Adiós, Jacob -Le contesté escuetamente, porque simplemente no quería
que él (ni nadie) notase que empezaba a hacer efecto en mi.
Me metí en la cama y caí en los brazos de Morfeo en pocos minutos porque
estaba demasiado cansada después de haber pasado todos los apuntes que
Sammy me había dejado.
Desperté al oír sonar el móvil, era Sammy.
-¡Amy! Estoy abajo esperándote, como no bajes en cinco minutos me iré. ¡Llegaremos tarde!
Había atrasado el despertador cinco minutos más
porque por si no había tenido suficiente durante el día, mi cerebro por
la noche me hizo soñar con Jake así que, no había descansado nada. Me
había levantado corriendo de la cama y había metido sin mirar todos los
apuntes que había sobre la mesa, esperando que fuesen exactamente los de
las asignaturas de ese día. Entré en el vestidor de mi habitación y
cogí lo primero que vi, reduciéndose mi conjunto a uno vaqueros claros,
una camiseta ancha roja y las converse a juego. Me vestí y me encerré en
el baño, el pelo no me preocupaba una coleta alta o un moño desecho
serían la solucción pero... ¿y aquellas ojeras? Odiaba a Jake por jugar
conmigo, y odiaba a Jake por hacer que apareciesen mis primeras ojeras.
Me maquillé y cuando Sammy me llamó intenté darme mucha más prisa pero
al abrir la puerta me di cuenta de que mi mejor amiga se había largado.
-Ya me he disculpado por llegar tarde.
De repente escuché a alguien acercarse a la puerta del aula y como no, ¿qué otra persona que no fuese Jake podría salir? Ahí estaba él, quitándose la mochila que le colgaba de la espalda colocándola a mi lado.
-Hola preciosa.
-Ug -fue el único bufido que solté, luego me levanté y me largué a la cafetería. Había faltado por primera vez a una clase por su culpa, encima querría que tontease con él o algo. Me negaba.
Atte, Adriana & María.