miércoles, 17 de julio de 2013

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Segundo capítulo: Days thinking about him.

Acababa de apagar la luz de la lámpara de noche cuando la pantalla del portátil se encendió "mierda" murmuré, aunque era obvio que nadie me oiría ya que hacia bastantes horas que mis padres se habían ido a dormir, pero tenía que terminar de pasar a limpio los apuntes de Literatura, los cuáles no había cogido pues me había pasado la hora pensando en Jake.
Me levanté con pesadez de la cama y vi que el culpable de la luz había sido Facebook, bueno más bien: Jake. Era gracioso. Me había pasado las últimas horas tratando de convencerme de que no me gustaba, pero en el instante en el que leí su mensaje me rendí.
No me había agregado, simplemente me había mandado un mensaje como si fuésemos dos desconocidos.

-¿Es lo bastante tarde para no poder hablar?
Observo los números verdes del despertador con los ojos entornados y confirmo que lo es, así que respondo:
-Sí, lo es.
-¿Estabas dormida?
-Casi.
-Lo siento, vuelve a dormir. Buenas noches.
-Eres un capullo, Jacob.
-No me podía dormir sin darte las buenas noches.
Me quedé con una cara de gilipollas delante del ordenador, supose que habría utilizado la misma técnica de seducción con anterioridad.
-Adiós, Jacob -Le contesté escuetamente, porque simplemente no quería que él (ni nadie) notase que empezaba a hacer efecto en mi.

Me metí en la cama y caí en los brazos de Morfeo en pocos minutos porque estaba demasiado cansada después de haber pasado todos los apuntes que Sammy me había dejado.
Desperté al oír sonar el móvil, era Sammy.

-¡Amy! Estoy abajo esperándote, como no bajes en cinco minutos me iré. ¡Llegaremos tarde!

Había atrasado el despertador cinco minutos más porque por si no había tenido suficiente durante el día, mi cerebro por la noche me hizo soñar con Jake así que, no había descansado nada. Me había levantado corriendo de la cama y había metido sin mirar todos los apuntes que había sobre la mesa, esperando que fuesen exactamente los de las asignaturas de ese día. Entré en el vestidor de mi habitación y cogí lo primero que vi, reduciéndose mi conjunto a uno vaqueros claros, una camiseta ancha roja y las converse a juego. Me vestí y me encerré en el baño, el pelo no me preocupaba una coleta alta o un moño desecho serían la solucción pero... ¿y aquellas ojeras? Odiaba a Jake por jugar conmigo, y odiaba a Jake por hacer que apareciesen mis primeras ojeras. Me maquillé y cuando Sammy me llamó intenté darme mucha más prisa pero al abrir la puerta me di cuenta de que mi mejor amiga se había largado.

Empecé a correr tan rápido como pude y cuando veía cada vez más cerca la puerta del instituto cada paso que daba era más lento. Entré y mientras andaba agotada de la carrera que me había dado miré la hora. ¡Eran las ocho y diez minutos! Supuse que no me dejarían entrar en clase, pero igual caminaba hacia allí. Toqué con los nudillos tres veces y entré al aula dirigiéndome a mi asiento tras un "lo siento" pero el profesor de Ciencias Sociales, me agarró del brazo: 
-¿Dónde se cree que va Lively?
-Ya me he disculpado por llegar tarde.
-Eso no es una excusa suficiente, no en mi materia. 
-Ha sido la primera vez que ocurre.
-Y espero que sea la última si no quiere perder el año, señorita. Y si me permite, quiero seguir con la clase. Ahora, abandone el aula.
Con cara de pocos amigos y sin tan siquiera buscar la mirada de Sammy que sabía que me pediría perdón. Me marché del aula y me senté en el pasillo.

De repente escuché a alguien acercarse a la puerta del aula y como no, ¿qué otra persona que no fuese Jake podría salir? Ahí estaba él, quitándose la mochila que le colgaba de la espalda colocándola a mi lado.
-Hola preciosa.
-Ug -fue el único bufido que solté, luego me levanté y me largué a la cafetería. Había faltado por primera vez a una clase por su culpa, encima querría que tontease con él o algo. Me negaba.

 Atte, Adriana & María. 

miércoles, 10 de julio de 2013

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Primer capítulo: The reality of my days.

-No te creo, Jake, llego tarde -Fueron mis palabras cuando Jake, el típico chico que resaltaba entre los demás por sus ojos grises y pelo castaño me dijo que le gustaba. ¿Qué demonios se creía? ¿Que por ser el chico más guapo que jamás me haya hablado, de hecho, que porque sea el único chico, obviando a Hearvy, el cocinero de la cafetería del instituto, que jamás me hubiera hablado iba a babear por él? Estaba loco si creía eso.

Era última hora y me tocaba clase de Literatura. Fui a mi taquilla, cogí los libros que me eran necesarios para la asignatura y me dirigí a clase. Me senté en una de las últimas mesas y mientras el profesor explicaba me sumergí en mis pensamientos.

"No es justo, que lleve quince años manteniendo el equilibrio, pasando completamente del sexo opuesto y que de repente llegue nada más y nada menos que Jake, y haga que pierda toda mi estabilidad. ¿Hablaba en serio? ¿Realmente yo le gustaba? Oh, Amy no seas tonta. Claro que no le gustas, lo hace con todas, probablemente tenga una lista de ligues en el segundo cajón de su mesilla de noche. No debes caer en su trampa."

Estaba en la puerta de Química esperando a Sammy, y entonces noté como alguien me agarraba el brazo, alcé la vista y vi esos ojos que solo podían pertenecer a una persona como él.
-¿Qué demonios haces, Jake?
-¿Te puedo llevar a casa?
-Al parecer nunca te han dicho que no...
-Y esta no será la primera vez
-Claro que lo es: No Jacob.

Parecía que no se iba a ir, pero llegó mi salvadora preferida: Sammy, mi mejor amiga. Aún no sé como lo hace pero desde que somos pequeñas siempre me sacaba de las situaciones más embarazosas que cualquier persona jamás haya podido experimentar. Me agarró del brazo y anduvimos hasta su coche sin preguntar porque un chico como Jake al cual le importa lo que piensen los demás y que jamás hablaría con nosotras, estaba hablando con su mejor amiga. Entramos en el coche y entonces supe que era el momento en el que empezarían las preguntas.

-¿Qué hacías hablando con ese idiota? -preguntó sorprendida- ¿Se te ha olvidado lo muy gilipollas que son sus amigos?
-No, aún sigo recordando lo que nos hicieron, pero quizás él no sea como los otros.
-¿Su voz te ha dejado sin neuronas o qué?

Le di un beso rápido en la mejilla y con un "hasta mañana" me bajé del coche. Ni yo hubiese sabido contestar a esa pregunta, aunque era mi mejor amiga, quería estar segura de lo que sentía y era todo menos sencillo.

Atte, Adriana & María. 

Aquí os dejo el link de nuestros blogs, espero que os gusten.
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