sábado, 15 de febrero de 2014

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Séptimo capítulo: Halloween's party.

Observé mi reflejo en el espejo. Iba con un vestido negro, un poco atrevido para lo que yo solía llevar, que se limitaba a sudaderas y vans. Éste tenía un corte en el lado izquierdo, mostrando mi pierna. Llevaba unas botas negras con montones de cordones entrelazados que me llegaban hasta debajado de la rodilla. Una ráfaga de viento entró por la ventana provocado que mi capa negra translúcida llena de arañas brillantes ondeara. Parecía realmente una bruja, solo me faltaba mi escoba, una varita mágica y quizás un gato negro para complementar.
Halloween era mi fiesta preferida, junto con la Navidad. Era un día en el que todos podíamos salir disfrazados como quisiéramos sin poder ser juzgados por nadie. Yo solía ir todos los años de bruja porque si hubiera sido una heroína hubiera tenido el poder de volar y sólo las brujas podían hacer eso. No era la típica chica que quería ser una princesa, un hada o algo por el estilo, no; quería ser una bruja, pero una bruja a la que se pudiera adorar.
Todo esto del disfraz era debido a que el mejor amigo de Jake, o sea, Kyle, nos había invitado a una fiesta en su casa. Con ese 'nos' me refiero a Sammy y a mi, ¿qué otra persona iba a ser?.

Como si mi mente la hubiera llamado Sammy apareció tras la puerta de mi cuarto. 
- ¡Hola! ¿Preparada para la gran fiesta que nos espera en casa de Kyle? ¡No puedo esperar ni un segundo más!.- por lo que acababa de decir no sé si tenía más ganas de ir porque Halloween también era su fiesta favorita o porque estaría con Kyle. Siempre he imaginado que le gustaba, pero nunca me he atrevido a preguntar, porque ya tengo suficiente con todo el tema Jake.
- Sí, genial.- dije con algo de ironía.
 Sammy me miraba fijamente, embobada, mientras terminaba de maquillar con un delineador negro mis ojos verdes, como si nunca hubiera visto algo parecido.
- Ya me queda poco, no te preocupes.- le dije. Ella se limitó a asentir, sin decir palabra.
Cuando terminé de prepararme, alrededor de una hora más tarde, fuimos hasta su coche (ya que yo no tenía, desgraciadamente) y su Jeep nos llevó hasta la fiesta.
Entramos y sentí como todos fijaban la mirada en nosotras mientras caminamos por el alargado pasillo. Miré hacia el suelo, haciendo que mi flequillo tapara gran parte de mi cara para no seguir siendo el centro de atención, pero justo en ese instante lo vi. Notaba como me recorría con la mirada, esa mirada tan cálida que podía hacer que cayera rendida a sus pies. No hice caso a mis sentimientos que me decían que me acercara, asi que ni siquiera me paré a saludar, seguí mi camino hacia el salón. Todos disfrazados bailaban y hablaban mientras algunos tomaban bebidas, como poncho de un rojo pasión parecido a la sangre. Había una bola de disco que brillaba y giraba en el techo, dándole algo más de vida a aquella fiesta, e incluso una fuente de chocolate sobre la mesa.
- Hola, Amy. ¿Qué te parece la fiesta? .- me preguntó una voz conocida que se había acercado hacía mí por detrás.
- Un buen decorado .- le contesté.
- Todo esto lo he hecho principalmente por ti, me he esforzado por saber todos tus gustos para poder organizar esta fiesta a tu manera, como tu misma la hubieras hecho.- Esta vez no contesté. No me podía creer que Kyle hubiera sido capaz de organizar todo esto y haber pagado tanto dinero sólo para hacer una fiesta en un día que me encantaba, pero que aún así no era demasiado especial.- ¿Te apetece algo de beber?
- Sí, por favor .- le contesté, pero en cuánto vi que se le alejaba, huí en busca de Sammy que había desaparecido de mi lado por arte de magia mientras yo hablaba con Kyle.
No la encontré por ninguna parte, pero sí a Jake. Me observaba mientras hablaba con unos amigos y pensé que era el momento perfecto para poder hablar con él.
- Tenemos que hablar, ahora.- le dije con decisión. Me di media vuelta y me dirigí hacía el jardín. Pude ver con el rabillo del ojo como Jake me seguía algo distraído.
Estando ya allí pude observar con detenimiento la piscina, que se encontraba llena de hojas debido a los árboles que se encontraban a un lado de ésta; las vallas de alrededor de color verde, las cuáles la gente saltaba para bañarse en la piscina; una gran diversidad de árboles sobre el césped lleno de flores, entre otras cosas.
Jake se colocó frente a mí. Miraba fijamente mis ojos, como si pudiera adentrarse en mis pensamientos y descubrir mis más oscuros secretos.
- ¿Por qué me evitas?.- le solté.
- No te evito.- rebatió e hizo una pausa-. Es solo que... no lo sé. No sé qué esperas que te diga que no te haya dicho ya.- suspiró frotándose la sien con cierto nerviosismo-. Me gustas y quiero salir contigo, y se que dije que no me gusta etiquetar las cosas de esto y aquello, pero no sé cómo hacerlo porque realmente quiero que esto que ocurra, que esto se transforme en algo; pero entonces tú dices que no quieres nada serio y que necesitas un tiempo y no sé cómo manejarlo porque ninguna chica jamás me ha rechazado antes, por decirlo de algún modo.- soltó atropelladamente las palabras.- Me dices que te evito cuando solo hago, o intento hacer, lo que tú misma me pides.
Llevaba razón en cuanto a todo lo que decía. Amy, ¿qué quieres realmente? Me pregunté a mi misma. No pude resistirme a la forma en la que me miraba y en la sinceridad de las palabras que salían de él. Rodeé su cuello con ambas manos, le acaricié el pelo y lo fui acercando hacia mí hasta que nuestros labios se tocaron. Sí, le estaba besando. Por segunda vez. Y pensé que podría darle una oportunidad a lo nuestro, a lo que quería y a lo que sentía mi corazón.
No rechazó el beso, asi que sonreí sobre sus labios complacida por ello. Estuvimos largos segundos tan unidos como nunca, hasta que me aparte de él al oir la puerta de fuera abrirse. Fuimos a escondernos detrás de unos matorrales sin saber si quiera el motivo de huir de todo persona que pudiera vernos juntos. Éramos una pareja, oficialmente, o al menos eso pensaba. Jake me leyó la mente porque justo en este instante preguntó esperanzado:
- ¿Somos pareja oficialmente?.- noté el brillo en sus ojos, y no pude negarme a lo que quería tanto como él.
- Sí, lo somos.

 Atte, Adriana.